Siguiendo el camino jacobeo, una vez abandonada Ruesta y tras pasar por la fuente Layana y el puente sobre el barranco del río Regal – románico y recientemente rehabilitado -, recorridos unos 800 metros desde el núcleo urbano se llega al priorato de Santiago, fundado en el siglo XI y dotado de albergue de peregrinos; cerca de este edificio, se encuentra la fuente de Santiago, cuya fábrica actual procede de los siglos XVII o XVIII. Pasado el priorato, el camino emprende el ascenso al monte Fenerol, desde donde se dirige al actual despoblado de Serramiana, a Undués y a Undués de Lerda.
El priorato de Santiago de Ruesta aparece ya documentado en el año 1087, cuando el rey Sancho Ramírez lo cedió al monasterio francés de la Selva Mayor, para que se dedique a albergue de peregrinos del camino de Compostela.
De él queda hoy la pequeña iglesia convertida en ermita del mismo nombre y restaurada en fecha reciente. Su fábrica se compone de dos partes yuxtapuestas longitudinalmente: la nave eclesial, datada entre 1030 y 1040 por Esteban, Galtier y García Guatas, y un cuerpo delantero, añadido como albergue de peregrinos en fecha inmediata a 1087; al tiempo que promovían esta obra, los monjes de la Selva Mayor acometieron obras de reforma de la iglesia, sustituyendo su cabecera semicircular original por un testero recto y el maderamen que debía cubrir la fábrica primitiva con una bóveda de cañón.
El albergue está formado por una nave alargada, de planta rectangular cubierta por techumbre de madera y precedida por una portada abierta en arco de medio punto con decoración escultórica en temas vegetales, sirenas y leones.
La fábrica primitiva, correspondiente a la parte de la nave eclesial, es, junto con San Caprasio de Santa Cruz de la Serós y Santa María de Iguácel, una de las tres construcciones románicas aragonesas conservadas más antiguas.