La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es la única que hoy queda en el casco urbano. Se encuentra en la zona nororiental de Ruesta, junto a la entrada de la carretera, que antes fue también la entrada principal por el camino real que unía Artieda y Tiermas con Sos. Mantuvo su estructura hasta el año 2017, cuando se derrumbó parte de la cubierta, que ya sufría desde hacía años un fuerte deterioro.
Aunque su fábrica actual no es anterior al siglo XVI, aparece citada por primera vez en marzo del año 1125, cuando Alfonso el Batallador, con motivo de la fundación de la iglesia de Uncastillo, confirma las donaciones de sus antecesores Sancho Ramírez y Pedro I al monasterio de la Selva Mayor. Entre estas donaciones, se recogen el monasterio de Santiago de Ruesta y las iglesias de Santa María y San Pedro, ésta junto con su albergue.
La iglesia de Santa María responde, en su ubicación, a las características habituales de las edificaciones religiosas en estas tierras fronterizas sobre el Camino de Santiago, ya sean aragonesas o navarras. Cerca de la puerta del perímetro que se abría al camino de acceso más importante, su fábrica sirvió de refuerzo a la defensa en su punto más vulnerable, al tiempo que signaba la entrada en el pueblo con el edificio religioso más importante; la torre de campanas de la iglesia colaboraba en la defensa de la villa a modo de planta albarrana.
La orientación de la iglesia, con el ábside hacia el norte, es impropia de una construcción eclesial exenta de origen medieval, lo que lleva a pensar en una profunda transformación contrarreformista. Con anterioridad al edificio actualmente visible debió existir otro de dirección perpendicular; dada la situación de la iglesia, junto a la plaza de entrada a Ruesta por el Camino, que, presumiblemente, fue también lugar de mercado, es de suponer que la primitiva construcción, de tamaño considerablemente menor y orientada a oriente, se ubicara en la zona de los pies de la actual, coincidiendo más o menos con el primer tramo. Su acceso se produciría por la fachada lateral orientada al sur, de modo que la estancia ante la iglesia fuera soleada y se abriera a la plaza; pudo haber contado con un porche de arquería cubierta ante el acceso, a modo de lonja que también sirviera para el mercado y las reuniones populares.
Apoya esta hipótesis el hallazgo, en el ángulo sureste de la capilla de Bautismo, de una deteriorada columna de fuste delgado y capitel pseudojónico, dividida en tambores, que fue absorbida por el muro oriental de la nueva fábrica quedando empotrada en él oculta a la vista. La columna estaba adosada a un paño de muro que coincidía con el actual cerramiento sur de la nave, de modo que, tras ella, quedaba un machón del que partía un gran arco apuntado de piedra que conformaba la primera planta de la torre por su lado norte; aquí, toda la torre descansaba sobre el arco y, por él, quedaba accesible su planta baja. El arco, al recrecerse la iglesia, fue también ocultado, cerrándose su abertura. En este paño debió abrirse, posteriormente, una pequeña puerta que comunicaba la capilla del Bautismo con el interior de la torre, operación en la que se deterioró uno de sus riñones.
La fábrica actual de la iglesia, realizada en mampostería y sillería, es de planta en cruz latina, con nave provista de capillas laterales comunicadas longitudinalmente, según modelo jesuítico, y con orientación norte para el altar y entrada por el sur. Tiene seis capillas – cinco, bajo las advocaciones del Bautismo, de San Miguel, del Santo Cristo, de San Francisco y de Santa Bárbara-; de las que hoy están ausentes los retablos y lienzos que las decoraban, datados entre los siglos XV y XVIII. Sobre las capillas se disponen galerías corridas.
Se accede a la nave por sus pies, a través de un nártex separado de la iglesia y ubicado bajo el coro. Como otras iglesias similares, tiene cabecera plana, coro alto en el primer tramo de los pies y nave abovedada mediante cañón con lunetos; este tipo de bóveda aparece también en los brazos del crucero y en la capilla mayor, cubriéndose las capillas por bóvedas de arista. El crucero se cubre también al modo convencional, con una cúpula de media naranja gallonada, sobre pechinas y carente de linterna. Los vanos de iluminación son de arco rebajado. Como también es normal, la torre queda a los pies, en el lado del Evangelio.
En resumen, responde al conocido tipo difundido por la Compañía de Jesús y no podemos datarla .antes de los últimos años del siglo XVI en su estado actual. Esta fábrica contrarreformista debió, a su vez, erigirse en dos fases diferenciadas, pero próximas (quizá, incluso, solapadas): una primera, de mampostería, comprende el grueso del edificio y la torre. Más adelante se procedería a añadir el nártex (que no traba con la torre en su mitad inferior) y la galería superior del lado oriental, la única existente. El conjunto es de mampostería bastante cuidada, salvo en la fachada del nártex, donde se utilizó sillería. El interior aparece estucado y así debió concebirse, a juzgar por la baja calidad visual de los muros pétreos así recubiertos.
La torre de campanas está formada con gruesos muros de sillarejo, que dibujan una planta próxima al cuadrado, con paredes exteriores lisas y sobrias; rematando su cuerpo originario, aún se observa una coronación almenada, con tres almenas en cada uno de sus lados.